viernes, 20 de junio de 2008

Vampiro

Cuando tenía 6 años fuí mordido por un vampiro. Fué algo terrible, que tuve que enfrentar sólo. Cómo pedir auxilio si nadie cree en los vampiros??? Cómo decirlo si las amenazas que me había hecho me hacían sentir culpable y responsable de lo que pudiera pasarle a los demás???

Esa noche no lo sentí. Fue poco después, a los 8, cuando empezó la sed. Esta maldita sed que aún hoy me persigue. Está ahí. Constantemente pidiendo. Claro, al principio era un juego, jugaba a morder a algunos amigos que tenía cerca, pero nunca lo hice. Tenía miedo de convertirme en la cosa que me había infectado. Sin embargo el virus estaba y la sed crecía.

Fué hasta los doce cuando la sed se hizo casi incontrolable. Ahí conocí alguien que trató de ayudarme a vencer lo que vivía dentro. Fué con mucha disciplina, ejercició, tratar de encauzar todo lo que mi oscuridad pedía. Tuve éxito, pero sólo algunos años. Después lo dejé y comenzó una carrera entre la vida y la muerte.

Es curioso estar entre ambos mundos, es curioso poder ver a los vivos queriendo no morir y a los muertos que ignoran su derrota. Navegar entre ambos es una maldición y una bendición. Como todo, tiene sus pros y sus contras.

A los 14 empecé a saciar mi sed. Ojalá nuca lo hubiera hecho. La primera vez que pruebas la sangre, a pezar de que esta primera vez no fue sangre humana, es cuando te sientes morir, y en realidad te mueres. Como inicias un transito entre el mundo de los vivos y el de los muertos, mueres, pero sigues aquí. Más una parte de mí murió, y la sed se abrió paso para ser todo en mí. Con temor no tenía más remedio que seguir alimentándome, muy temerosamente, pero luego de poco tiempo llegó el frenesí. Era insaciable, varias veces al día tenía que alimentar la demanda constante de la sed. Fue entonces cuando la luz me empezó a molestar, era casí insoportable. También cuando empezaron a crecer los miedos, cuando empecé a tranformarme, cuando iniciaron los delirios de no saber donde estaba ni quien era... todo era sangre... todo era sed... todo era soledad.

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