martes, 13 de mayo de 2008

La caca del gato

Pues hoy aprendí un nuevo dicho: "eso es como la caca que no enterró el gato". Es muy graciosa, y aunque me parece muy clara por lo expresivo en su contenido, se refiere a aquello que ni el mismo gato que la ha cagado, la entierra, a pesar de que, según dicen, es un animal muy limpio.

Y es que hay veces que nos sentimos como la caca que ni el gato enterró porque nadie nos quiere. Parecemos un problema que se tiene que soportar, y todos los prejuicios nos revisten en todo momento.

Si decimos algo es visto bajo los auspicios de los prejuicios homofóbicos, si pensamos algo, lo mismo; y no digamos cualquier expresión corporal o afectiva, eso es juzgado peor. Lo típico, entre machos se pueden bañar juntitos, pero si hay alguien que se sospecha que es gay, o se sabe, ya se le juzga como si fuera un enfermo mental que solo esta pensando en sexo. Por supuesto para esa bola de homofobos solo representa un hoyo hambriento y sin cerebro ni mucho menos sentimientos... una caca que ni el gato enterró.

Ando medio sentido porque mi queridisimo H... me salió con que me ama como un amigo, es más hasta como un maestro y me tiene mucha admiración (cosa que le agradezco y le correspondo infinitamente). Pero qué acaso no podemos ir más allá ????

Y es que me hizo sentir como esa caca de la que estoy hablando, y no es la primera vez que me siento así. Siempre la discriminación nos hace sentir inferiores, despreciados. Y no basta con la autovaloración, así como en el sexo no basta la mano. Siempre se necesita de alguien que nos comparta lo bueno y lo malo.

Creo que todos los que pensamos y no somos rosas, deberíamos de expresarnos inteligentemente para ser. Simple y sencillamente para que, al recibirnos, existamos y provoquemos el pensar de los demás.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo también he sido caca de gato y botada por cierto, por eso se a lo que te refieres, por que me han discriminado, pero también he levantado la mano para hacerlo con otros, creo que actuamos a medida la vida se nos muestra, y no siempre tenemos la madurez ni la conciencia para actuar sin lastimar, ni lastimarnos.

Yo llegue a la conclución de que es mejor, ser enfermos mentales (como tus los llamas) para pensar todo el tiempo en sexo, y hacerlo, con la libertad de tu corazón y tu amor, prefiero mil veces serlo a levantar la mano y juzgar algo que va encontra de mi.

Y si eres de los que aman con admiración, como un maestro, yo creo que es valido, pero también se le puede llamar miedo a vivir, a darte una nueva oportunidad.

Espero que todos podamos llegar a ser entarrados, por la pata del gato que nos cago.